Fecha de publicación: 05-12-2021
El pasado 22 de noviembre, se inauguraron en Madrid las obras de remodelación de la Plaza de España y su entorno. La noticia fue recogida en diversos medios de comunicación, destacándose la mejora en las condiciones de accesibilidad en el ámbito de la obra, incluso citando declaraciones en este sentido de los propios autores del proyecto.
Sin embargo, en esos días se publicaron también, principalmente desde el movimiento asociativo de la discapacidad, duras críticas sobre el resultado final de las obras denunciándose no solo falta de funcionalidad en las soluciones adoptadas en materia de accesibilidad sino incumplimientos de la normativa vigente y situaciones que ponen en peligro la seguridad de las personas ante riesgos de caídas, atropellos, etc.
Entonces ¿qué está ocurriendo? Desde la Asociación Española de Profesionales de la Accesibilidad Universal (Asepau), y tras una visita técnica a la plaza y sus alrededores, intentaremos arrojar luz sobre la polémica suscitada.
Basta con echar la vista unos pocos años atrás, para ver que el actual proyecto de Plaza de España es un buen proyecto que va a facilitar la vida a muchos peatones en el tránsito, por una zona que, hasta ahora, era muy hostil para las personas y con multitud de puntos de peligro y barreras urbanísticas. La continuidad peatonal con áreas próximas de gran interés y el incremento de la superficie peatonal son los grandes logros desde el punto de vista de la accesibilidad.
Sin embargo, no todo es positivo. Los encaminamientos con pavimento tactovisual sin continuidad tan comentados en estos días, son un lamentable ejemplo de la falta de consideración de la Accesibilidad de forma global. En el diseño y ejecución de estos encaminamientos se manifiestan errores conceptuales de trazado y relación con los parterres vegetales, alcorques de arbolado y distintos elementos del espacio urbano, así como ausencia de visión sobre la continuidad del conjunto de los itinerarios, que han de servir como un elemento que genere información y confianza en las personas con discapacidad visual, de lo contrario parecen estar utilizados como un elemento ornamental.
Pero esta falta de Accesibilidad para las personas con discapacidad visual no es el único problema, y las carencias que ahora están identificando muchos ciudadanos son el resultado de no considerar adecuadamente la accesibilidad, o al menos no con la importancia y detalle que requiere: los pequeños resaltes existentes con las rigolas que recorren las zonas centrales de la plaza, o de separación con los carriles bici, son elementos de difícil percepción y entrañan un más que probable riesgo de caídas en el futuro próximo de personas mayores, niños y cualquier peatón que no esté muy atento al caminar.
Además, se incurre en errores ya conocidos como el hecho de que los peatones utilicen el carril bici porque tiene un pavimento más adecuado para caminar y un trazado con mayor continuidad que las sendas peatonales; este es un error que fue muy criticado en Madrid Río y comprobamos con asombro que vuelva a repetirse. El carril bici, segregado inicialmente en proyecto, ha acabado integrándose con la acera, con el consiguiente peligro que esto conlleva en algunos puntos críticos.
Se une a lo anterior zonas en las cuales no se han resuelto adecuadamente los flujos de movilidad peatonal, abocando a los peatones a itinerarios que interfieren con otros modos de movilidad, elementos de mobiliario urbano (p. ej. las fuentes de beber) que no cumplen criterios de accesibilidad universal, o pasamanos en escaleras dispuestos de manera poco funcional.
Ante esta situación la pregunta es inmediata ¿cómo se ha considerado la Accesibilidad en todo este proceso? ¿Cómo un proyecto valorado muy positivamente por la Comisión Técnica de Accesibilidad de Urbanismo y Edificación, dependiente del Consejo para la Promoción de la Accesibilidad y Supresión de Barreras de la Comunidad de Madrid ha llegado a este decepcionante resultado final? ¿Qué ha ocurrido con la cadena de la accesibilidad? No dudamos de la buena fe de los autores e incluso nos consta su intención de conseguir una obra ejemplar en materia de accesibilidad, pero parece que esto no ha sido suficiente. La ausencia de una consideración de la Accesibilidad durante TODO el proceso y del trabajo de especialistas en la materia es algo más que evidente.
Los proyectos tienen muchas modificaciones, incluso luego durante la ejecución surgen nuevos problemas que afectan directamente a la accesibilidad. Por eso es IMPRESCINDIBLE la consideración de la misma a lo largo de todo el proceso. Y no se trata únicamente de validar el cumplimiento de la normativa, pues hay muchas situaciones que no son de inmediata interpretación y que precisan de la asistencia técnica de especialistas y de la consulta o validación de las soluciones adoptadas por parte de los usuarios. Ojalá esto sirva para que tanto las entidades que promueven como los equipos que dirigen estas actuaciones den a la asistencia en accesibilidad la importancia que se merece.
En general las carencias de accesibilidad son evidentes y no sólo para las personas con discapacidad visual, ya que la falta de accesibilidad nos perjudica de una u otra manera a todos. En definitiva, desde la accesibilidad se trata de un proyecto con luces y sombras, tanto en los planteamientos generales como en los detalles, pero con el que a muchos profesionales se nos queda un mal sabor de boca por no haberse considerado la Accesibilidad durante todo el proceso y con la importancia que requiere. Se trata de una oportunidad perdida para haber tenido un lugar emblemático accesible en la ciudad.